lunes, 21 de marzo de 2011

CERES Y PROSERPINA

Ceres y Proserpina
Los griegos creían, hace mucho, que el verano duraba todo el año. Era así porque Ceres, diosa de las cosechas, amaba más a la tierra en aquellos días. Ella residía en el valle de Enna y su casa se alzaba en medio del bosque cerca de un lago azul. Vivía con su hija Proserpina, de rostro bronceado y un cabello rubio que caía en suaves ondas sobre sus ojos azules. Era hermosa por dentro y por fuera.
Manifestaba habitualmente felicidad y, aunque se aproximaba a su juventud, pasaba sus días jugando con sus amigas. Pero una noche, no llegó a casa y su madre comenzó a preocuparse. La llamó sin obtener respuesta. El sonido del aire entre los árboles llegaba a través de las ventanas, pero Ceres no lo escuchaba. No cerró los ojos durante toda la noche y, cuando amaneció, salió a buscar a su hija. Acudió a las amigas de ella, que jugaban en el campo cercano. —¿Dónde está Proserpina?—gritaron las amigas.—¡Eso es lo que les he venido a preguntar! —dijo Ceres—. Las muchachas se sorprendieron. —Estábamos jugando ayer por la tarde y Proserpina se alejó un poco. Viendo que no regresaba pensamos que se había ido a su casa. —¿Dónde la vieron por última vez?. Llévenme ahí. Buscaron por todos lados sin encontrar rastros.—¿Ha visto a mi hija Proserpina?—preguntaba a todo el que veía—. Es una chica bonita y suele estar siempre sonriente. Pero nadie la había visto. Al día siguiente Ceres se fue del valle de Enna para encontrar a Proserpina. Recorrió el mundo e hizo la misma pregunta a cualquier persona que encontraba, sin obtener respuesta satisfactoria. De regreso a casa, sus ojos se le llenaron de lágrimas. Por largo tiempo, Ceres permaneció sentada sin moverse en la orilla del río. De pronto, se produjo un pequeño ruido y vió que había en el suelo un cinturón de Proserpina.—Ha sucedido lo peor—se dijo—. ¡A Proserpina se la ha tragado la tierra! Pateó fuertemente la tierra que estaba bajo sus pies. — ¡Tierra malvada! —gritó—. He sido buena contigo, ¡y ahora te has llevado a mi Proserpina!. ¡Desde ahora, serás parda y seca para siempre!.Ceres se fue inmediatamente al Monte Olimpo, morada de los dioses. Las flores se entristecieron al verla partir, inclinaron sus cabecitas y esperaron la muerte. Ceres vivió muchos años fuera del Monte. Zeus la vio cuando llegaba y la recibió. —Bienvenida, querida Ceres. Te hemos estado esperando mucho tiempo, desde que Cupido disparó esa flecha con punta de oro.—¿Qué?—preguntó Ceres. No entendía. Recordó que Cupido era un niñito dios travieso. Siempre llevaba consigo un arco para lanzar flechas. Buscó al infante en torno suyo y pronto vio sus alas asomando tras las faldas de su madre Venus, la diosa de la belleza, quien parecía vergonzosa. —Deberías haberte acordado, Ceres, de que en el Monte Olimpo, los dioses sabemos todo–continuó Zeus–. Te diré lo que le pasó a Proserpina. En un terremoto, Plutón, el dios de los infiernos y rey de la muerte, subió a la superficie de la Tierra para ver si se habían abierto grietas. Lo alcanzó una de las flechas con punta de oro de Cupido, esto significaba que se enamoraría de la primera persona que viese. Proserpina fue esa persona. Ella trató de escapar de él pero no pudo. Se dirigieron a la región de la muerte, se casaron y la muchacha se convirtió en la reina de la región de la muerte. Ceres dio un salto hacia Cupido, pero Venus la detuvo. —¡Cúlpame a mí, no a mi Cupido!.—¡Detestable muchachito!—gritó Ceres—¡A causa de lo que hiciste, la tierra nunca volverá a dar flores ni granos y toda su gente morirá! A los dioses no les gustó lo que Ceres había hecho. Zeus intervino.— Mandaré a Primavera allá abajo para que vea a Plutón. Tal vez dejará a Proserpina regresar a la superficie. —Pero ¿puede alguien regresar de los infiernos?—preguntó Ceres. —Si ha comido el alimento del Tártaro, no habrá regreso. No estés triste, recuerda que los muertos no necesitan comer, ya sabes...Zeus dio instrucciones y Primavera bajó rápidamente al palacio de Plutón. Cuando llegó, apenas reconoció a Proserpina. Cada centímetro de su cuerpo reflejaba a la reina y le tuvo hasta un poco de miedo. —¿Ha comido algo Proserpina?—inquirió. —Sí—dijo Plutón—. Ha bebido el jugo de seis semillas de granada. —No—dijo Primavera—. Eso difícilmente puede significar “comer”. Primavera y Plutón discutieron. A Proserpina le había empezado a gustar ser reina, aunque fuese de la Muerte, pero a menudo soñaba con las flores y los árboles. Ella, finalmente, decidió dónde iba a vivir. Desde entonces, pasaría la mitad del año con su madre y los otros seis meses con su esposo. Durante los meses calurosos, cuando permanece en la superficie de la Tierra, Ceres está contenta, deja que las flores nazcan y las calabazas crezcan hasta hacerse pesadas. Más tarde, Proserpina regresa a la región infernal, las hojas se tornan amarillas y se caen de los árboles hasta que la joven regresa nuevamente.


• Haz un resumen de doce líneas de esta leyenda.
• Contesta las siguientes preguntas:
 ¿ Quién es Ceres, Proserpina, Cupido, Plutón, Zeus y Venus?
 ¿ Qué simboliza cada uno de estos personajes?
 ¿ Cómo era Proserpina?
 ¿ Qué le ocurrió a Proserpina?
 ¿ Qué pasaría si Proserpina no regresara a la tierra?
 ¿ Qué ocurre en la naturaleza cuando Proserpina regresa a la tierra?
 ¿ Qué hace Ceres para encontrar a Proserpina?

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